Comienza una nueva etapa. Después de
casi media vida, vuelta a los estudios y de profe, sorprendente para
todos, pero no tanto para mí; ya que hace varios años en una época
un tanto rara en mi vida, mi gran maestra me dijo que este
sería mi futuro.
Mi experiencia auguraba que el reto no
iba a ser fácil, ya que en años anteriores no había tenido mucha
suerte con los estudios. Tanto por mi poca atención en clase, como
la que algunos profesores tenían en mi. Por ello explicar con mucha
claridad que mi gran maestra no formaba parte de las aulas, ni del
personal docente, sino una persona que me enseño a responder a la
vida y que creó mi carácter pasados los 20 años. Hubiera
agradecido haberla encontrado antes, pero el destino la puso un poco
tarde en mi camino; aunque más vale tarde que nunca.
En ella puedo valorar su paciencia y su
entrega a los demás, su comprensión y apoyo al mundo. Doy gracias
cada día de poder contar con ella.
El camino ha sido largo pero después
de este último año, he llegado hasta aquí observando a cada niño,
uno por uno a los que doy clase de natación por las tardes. He
descubierto que se puede hacer mucho por ellos y con ellos, no sabría
decir si aprenden más ellos de mí o yo de ellos; la vida de hoy en
día va muy rápido y muchas veces nos olvidamos de esos pequeños.
Por ello, por su cariño, por sus ideas, por sus acciones y palabras,
por todo lo que me hacen vivir cada tarde voy hacer todo lo posible
por llegar a ser una buena maestra, para poder devolver el favor que
un día una desconocida hizo conmigo e intentar ayudar a cada uno de
esos enanos, escuchando, atendiendo sus preguntas, enseñando todo lo
que se y ofreciéndoles todo mi cariño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario